31.08.11. Me levanté tempranito para hablar con la gente del varadero. Al igual que me dijeron la noche anterior, Guiome, el jefe, no vendría hasta las 12:00. Lo que sí me dijeron (y no era tarea fácil la comunicación cuando no tienes ni papa de francés ni ellos de ningún otro idioma que no sea el francés), que donde estaba atracada estaba bien, que el barco que venía lo pondrían en otro sitio sin problema. Así hicieron. Y a las 12 me volví a acercar para hablar con “el boss”. Allí le encontré, y gracias a uno de los empleados (que le pillamos al pobre hombre comiendo con su fiambrera) que hablaba inglés, la comunicación fue factible. Me explicó el proceso que seguirían para bajar el palo, con una grúa. No quise interrumpir la “brillante” traducción, así que dejé que terminaran. Luego les arruiné el proceso, ya que mi barco tiene “Dutch rigging”, es decir, mástil pivotante. Me dijeron entonces que lo bajarían a mano esa misma tarde o al día siguiente. Me dijo que me cobraría unos 50-60 euros si había finalmente que contar con la grúa. Me pareció muy razonable. Ellos se encargarían de hacer los soportes de madera para colocar el mástil sobre la cubierta. Lo que sí me dijeron es que yo debería de encargarme de TODO el resto: arreglar el tema eléctrico del palo, quitar cabos, quitar botavara, aflojar jarcia, quitar toldos y paneles solares para que pudiera pivotar el mástil y apoyarse sobre el arco de popa. Así que me puse manos a la obra. A mediodía me llamó Blanca (la mujer de Jens, que les conocí en Gelves hace un año y medio), diciéndome que había quedado con una amiga para comer en Sète, y que si me apuntaba. Le dije la verdad, que estaba super liada preparando el barco para bajar el palo, que luego podíamos quedar para tomar un café. Yo me puse a ver si me decidía qué hacer con los cables. El problema era el siguiente: hay 6 cables que bajan del mástil (por dentro) y entran dentro del barco, directamente a los aparatos y cuadros de mandos, sin enchufe alguno. El caso es que ver a dónde llegan esos cables y desenchufarlos desde el terminal es extremadamente complicado, ya que en muchos casos hay que desmontar medio barco para trazarlos. Así que ¿qué hacer?. Este fue un buen tema para pensar durante las 1000 millas hasta Sète. ¿Se podían cortar y hacer una conexión “rápida” tipo enchufe bajo el mástil? Para las luces… “no problem”, para las antenas de TV y VHF… “no problem”, pero ¿y para el anemómetro y el piloto automático? Jeje. La cuestión era más difícil. Cuánto cables habría por dentro? Mínimo 5 para cada uno. Así que hice millón de preguntas a todo el mundo que pude. Todo el mundo decía lo mismo, que mejor evitar cortar. Así que me tiré toda la tarde trazando los cables, pero tenía que desmontar ese medio barco que comentaba antes. Cuando me quise dar cuenta vino Guiome, diciéndome que si bajábamos el palo… Ejem… no estaba preparada. ¿Mejor mañana? OK. Al rato vinieron Blanca y su amiga. Y resulta que su amiga era Beatrice! También la conocía porque había venido a Gelves a bordo de un barco holandés! Qué pequeño es el mundo! Parece que todo Gelves está en Sète, o mejor dicho, todo el mundo está en Gelves, antes o después. Qué divertido! Así que tomamos ese café prometido. Luego me ayudaron a doblar las velas (hasta la próxima primavera!). Guiome se pasó a pedirme mis datos y los del barco. Menos mal que estaban Blanca y Beatrice para traducir! Aproveché para preguntarle que cuánto me cobraba por noche. Dijo que él cobra 15 euros en verano (que es la mitad de lo que cobran en Sète por noche), pero que me lo dejaba en 7. Nos quedamos las 3 super paradas. Pero qué buen precio! Nos fuimos luego a casa de Beatrice a tomar una copa. Aprovechamos a hablar por Skype con Jens, el marido de Blanca. Él estaba con el barco en Brasil, preparando el barco para su aventura personal: se iba en solitario a Nueva Zelanda. 3 meses! Eso sí que es una aventura y todo lo demás son tonterías! Él sabe muchísimo de barcos! Así que aproveché para preguntarle. ¿Podía cortar los cables? “Mejor evitarlo, pero si hago un buen trabajo soldando los cables y no varío la longitud del cable significativamente no debería haber problema”. Se alegró mucho de saber que acabé mi doctorado y de que me publicaran el artículo del GABA (fue un artículo que discutí bastante con él). Su especialidad es la planctología y la comunicación química, y trabajaba en Alemania. Al saber que me iba al Alfred Wegener Institute en Bremerhaven, me mandó muchos recuerdos para su fundador. [:O
En fin, que Beatrice luego nos llevó de vuelta en coche y ahí nos despedimos. Blanca fue a coger el tren de vuelta a Montpellier, que tenía clases de Tango! Según entré en el barco me senté a ver la tele un rato, pero enseguida me pitó la alarma de “batería baja”. Tenía las baterías a cero! Claro… llevaba más de 4 días sin conectarme a la red, y no había casi utilizado el motor. Fui a buscar el enchufe de 220v y la ley de Murphy me volvió a traicionar: en el barco tengo 4 tipos de adaptadores a torres de 220v, excepto el que había aquí, que era un enchufe NORMAL Y CORRIENTE. Ja! No me apetecía nada ponerme a fabricar uno, así que apagué todo, incluso la nevera y me fui a la cama. Mañana será otro día.
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