miércoles, 28 de septiembre de 2011

Día 63: Valence

Joelle y yo, compañeras de aventura para los próximos días.

Puerto de Valence
19.09.11. Por la mañana fuimos a buscar la famosa correa de mi motor. Bob se ofreció a llevarnos en su coche. Él llevaba alrededor de un año viviendo en este puerto y se conocía todas las tiendas… así que fuimos con él. Según salíamos del aparcamiento del puerto, su coche empezó a hacer un ruido muy extraño, y asustados, paramos en el arcén. Cuando Bob quiso volver a arrancar, el motor no respondía. Abrimos el capó y vimos unas fibras por todo el motor. Se había roto la correa de distribución del motor! (justo la misma que yo andaba buscando para mi barco…) (parece que el destino quisiera darme una lección de lo que puede pasar si no cambias a tiempo la correa). Pero Bob dijo que apenas 1 semana antes de habían cambiado todas las correas. Así que empujamos el coche hasta un campito cercano y allí lo dejamos hasta que Bob pudiera hablar con la gente que le hizo el trabajo de las correas. Seguíamos buscando formas de encontrar mi correa, y Bob, de nuevo muy amablemente, fue a pedirle prestado el coche a Berkeley. De nuevo, la misma operación. Arrancamos y salimos del aparcamiento del puerto. Pero poco después de pasar el coche averiado de Bob, el coche de Berkeley empezó a lanzar una alarma de “nivel bajo de refrigerante” y decía continuamente “STOP!”. Asustados, volvimos a parar. Pero tenía líquido refrigerante… no mucho, pero tenía más que suficiente. Estos coches tan modernos son a veces un poco “sobrados de listos”. Así que continuamos, y la alarma no volvió a aparecer. Tuvimos que ir a unas 5 tiendas y finalmente dimos con la correa para mi motor, al menos trapezoidal, muy ligeramente más corta que la original, pero podría valer. Quise comprar dos o tres, pero sólo tenía 1! Bueno, valdría… Volvimos al barco y la monté. Luego comimos los 3 y tocaba llevar a Antoine a la estación de trenes. De nuevo Bob y Berkeley se ofrecieron para llevarnos. Dejamos a Antoine y Fanette en la estación de trenes y salieron sobre las 3 hacia Montpellier. A la vuelta, y en agradecimiento, le dije querían cenar con nosotras, pero Berkeley dijo que prefería él invitarnos a nosotras a una buena cena. Luego me contó que es un renombrado chef! No podíamos decir que no ante tal invitación. Joelle y yo pensábamos navegar esa tarde un poco, pero no podíamos rechazar una invitación tan interesante… Así que durante la tarde nos relajamos un poco y yo aproveché para terminar de recoger un poco y limpiar de todos los días atrás de navegación. Durante toda la tarde olía GENIAL por el barco de Berkeley. Debía de estar trabajando mucho esa tarde preparando la cena! Ya estábamos intrigadas pensando qué estaría cocinando. Esa noche fue de lo más agradable. Antes de cenar tomamos un aperitivo y luego Berkeley sacó su plato principal: lingüini con carne en salsa de vino. BUENÍSIMO! Habíamos comido tanto durante el aperitivo que apenas nos podíamos acabar el plato, pero estaba tan bueno, que todos acabamos repitiendo y comiendo un poco más. Y de postre, había hecho un postre típico francés: “prunes” al coñac. Exquisito! Charlamos de muy diversos temas esa noche, pero de verdad que fue una noche de lo más interesante. Intercambiamos los correos para no perder el contacto y Joelle y yo nos recogimos, dado que al día siguiente queríamos salir tempranito para hacer un buen día de navegación. Espero que nos volvamos a ver, Bob & Berkeley! Y Gracias por todo!

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