lunes, 19 de septiembre de 2011

Día 56: Sète-Palavais (Les Quatre caneaux)


Mi nueva tripulación: Antoine y Fanette.
12.09.11. Me desperté sobre las 7:00 y me puse a terminar de recoger un poco y desayunar. Llené los tanques de agua de proa y revisé el motor. Y ya se me hicieron las 10:00! Y llegó Gilbert! Me dio la estufa y me enseñó cómo usarla. Además me dijo que me quedara con los 10 litros de petróleo que le quedaban, que él ya no tenía uso para ellos. Luego me acordé que con tanto lío no había comprado el vignette de VNF (que es como una especie de pegatina que tienes que comprar al gobierno francés para poder utilizar las esclusas. Miré por Internet, y se podía comprar online. Para mi barco costaba 60 euros y tenía un límite de validez de 20 días. Había que imprimirlo y pegarlo en algún lado visible del barco.
El puente de Frontignan, que tardó más de los esperado en abrir.
El puente peatonal, que se abrió justo cuando nos aproximamos.
Al poco tiempo llegué Antoine!. Pusimos todo su equipaje a bordo y fuimos a comprar algo de comida y llenar unos tanques que había traído de gasoil. Así que no tendríamos que repostar casi hasta llegar a Lyon! Cogimos su coche para ir a llenarlos e imprimir también la vignette. Todo esto lo hicimos en Frontignan. Volvimos al barco sobre las 11:15. Antoine me dejó a Fanette, su perrita, que vendría con nosotros a navegar y se fue a aparcar el coche y le dejó las llaves a Guiome por si hacía falta moverlo por alguna razón. También dijo que vendría para ayudarnos a salir. Libramos todos los cabos menos el que poníamos cuando soplaba muy fuerte la tramontana. Guiome jaló de este cabo desde el pantalán de enfrente para luchar contra la tramontana que soplaba. Luego ya fue fácil salir. Soplaba un viento N de más de 25 nudos. Cruzamos despacito el Ethang de Thau hasta la entrada del canal de Rhône a Sète. La guía IMRAY que tenía decía que el puente de Frontignan (un puente móvil que era el único obstáculo en nuestra travesía de hoy) abría a las 13:30. Así que queríamos estar allí a tiempo. Llegamos frente al puente sobre las 13:10. Atracamos próximos al puente en espera a que abriera. Había un hombre que paseaba por el muelle, y nos saludó. Le dijimos que esperaríamos a que abriera el puente a las 13:30, pero el hombre nos dijo que el puente no abría hasta las 16:00! Qué bien tener una buena guía! Así que nos tocó esperar. Hicimos de comer y descansamos hasta esa hora, cuando nos volvimos a poner en marcha. Llegamos a una zona donde había un puente peatonal. ¿Cómo cruzarlo? La guía imray decía que había que contactar con el puente, pero no decía cómo. Pero en cuando nos vieron acercarnos se abrió! El puente consistía en unas vallas metálicas flotantes, y estaba partido por su centro. En este centro había una barca, con dos motores: uno dispuesto en sentido “avante” y el otro al revés. Así que cuando el barquero veía una embarcación llegar, encendía un motor y arrastraba una de las mitades del puente, que pivotaba sobre su base. Cuando pasamos, el hombre apagó ese motor, y encendió el otro para devolver el puente a su estado normal. ¡Qué buen invento! Continuamos camino. Cruzamos varios Ethangs (lagos). En todos ellos había muchos flamencos! Era una vista preciosa. En los últimos años habían dragado el canal de Rhône a Sète para que las “pèniches” (los cargueros de río) pudieran llegar a Sète. Toda la tierra que habían sacado la depositaron en los lados, haciendo verdaderamente unos pequeños muros de tierra que delimitaban el canal a través de los lagos. Era una vista realmente curiosa. Además la gente utilizaba estos muros de tierra (accesibles desde tierra) para ir a pescar!
Artes de pesca a la orilla del canal.
Ya se estaba haciendo de noche y decidimos pasar la noche en Palavais, cerca de Montpellier. Cruzamos el cauce del río Lez y no vimos un buen amarre (como decía la guía). Decidimos retroceder unas decenas de metros. Nos acercamos a un muelle que ponía “P” (que en los canales significa que es posible amarrar y pasar tiempos largos como una noche). Según nos acercamos encallamos en la arena, pero despacito pude retroceder y salir. Había un barco inglés (una motora enorme) justo en frente y la mujer nos dijo que unos barcos más adelante había un espacio donde un velero grande atracó la noche anterior. Tal vez allí habría un poco más de fondo! Y así fue, pero justito! Calculo que Tortuga estaba durmiendo con la quilla en el fango. Pero muy bien. El atraque consistía en un muro de piedra, y un pequeño escalón de unos 20 cm justo por debajo del nivel de marea. La pareja del barco inglés no echó una mano para amarrar. Yo temía este escalón (no quería rozar el barco como hice en Sète), pero al estar tocando fondo la quilla, impedía que nos acercáramos a este escalón. Puse de todas formas todas las defensas que tenía con un poco de lastre para evitar roces. Le mandé un mensaje a Blanca, que pensaba que estaba en Montpellier. Tal vez quería venir a cenar con nosotros! Pero no hubo respuesta. Tomamos el “aperitif” y luego Antoine cocinó el pollo de corral que había traído. Exquisito! Fue una noche muy agradable. Y a domir que mañana teníamos que llegar a nuestra primera esclusa… St. Gilles!
    • Distancia recorrida: 23 nm
    • Tiempo aproximado: 7 horas (contando con la espera)
    • Distancia total recorrida: 1024 nm
    • Tripulación: Antoine

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