viernes, 2 de septiembre de 2011

Día 46: Más Sète

Los cables que bajaban del mástil etiquetados.

Vista del mástil, ya bajado, desde popa.
Tortuga, casi preparado para entrar en los canales.
Vista del mástil tumbado en proa.
01.09.11. Ya me atrapó septiembre. Madrugué, desayuné y me puse a desmontar la botavara. No me llevó mucho tiempo. Me dediqué luego a identificar cada uno de los cables que bajaban del mástil y los etiqueté, tanto fuera como dentro del barco. Uno a uno fui cortando los que tenía seguridad de que se podían cortar. Y ¿ahora qué?. Me decidí a cortar el del piloto automático, que sería el más sencillo de los complicados. Enseguida fui a salir de dudas. Volví a conectar uno a uno los cables, manualmente, sin complicaciones. Y FUNCIONABA! Genial! Hay vida después del corte! Así que si tenía que cortar el del equipo de viento muy muy probablemente también volvería a funcionar sin mayor problema. De todas quería subir al palo para ver si podía desconectar los cables desde el tope del palo. ¿Me podrían echar una mano? Me dijo que no me podía permitir subir al palo, por temas de seguro, que si me pasaba algo, blablabla. Así que subió uno de sus empleados. No fue capaz de desconectar ninguno de los 3 cables. Le dije entonces que dejara todo tal y como lo encontró, que no pasaba nada. Pero insistió en bajarme el anemómetro a pesar de que le dije como pude mil veces que no lo desmontara. Pero bueno, al menos decir que subió por algo. Así que había que cortar definitivamente. Vi salir un hombre del catamarán “Ushuaia”, que era amigo de Any y Pierre (del Troll), así que le pregunté si era Gilbert. Me dijo que sí, y yo le dije hola de parte del Troll. Le dije que estaban en Agde, y que me habían dado su número de teléfono para gestionar el tema de bajar el mástil. Él se alegró de saber del Troll, y enseguida les llamó. Vendrían mañana a comer, y me dijo que por qué no nos juntábamos todos. Me pareció una idea genial. Me dijo también que él iría a comprar al super sobre las 14:00 con el coche, que si me hacía falta comprar que podía ir con él. La verdad es que me salvaba la vida, porque tenía el barco completamente vacío, y el varadero está bastante lejos de cualquier tienda. Sobre las 13:30 vinieron para bajar el palo. Vinieron 4 muchachos. En lugar de bajar el palo usando la típica “A” de metal, cogieron la driza de la génova y la amarraron a la driza de un catamarán que había atracado frente a mi! Tensamos a tope la driza para poder sacar el stay de proa y el enrollador del génova. Yo me quedé sujetando el enrollador mientras ellos soltaban completamente los bajos obenques y uno de los backstays. Finalmente, uno se quedó agarrando el obenque de estribor, el otro agarrando el obenque de babor, otro en popa y el cuarto se fue al catamarán para ir soltando la driza poco a poco. El mástil se resistía. Se movía de babor a estribor pero no hacia popa. Finalmente, el muchacho de popa hizo presión sobre el backstay y el mástil fue poco a poco bajando hasta apoyarse en el arco de popa! Lo más difícil estaba hecho. Mientras que hacíamos esto, el carpintero montaba la estructura sobre la que el mástil se apoyaría en proa. La verdad es que daba un poco de cosa ver al hombre por medio durante el proceso. Cada vez que se movía, el barco escoraba y con él el mástil. Parecía que terminaría por caerse de lado. Pero todo controlado gracias a los muchachos de las bandas. Mientras que soltábamos el agarre del mástil sobre la cubierta el carpintero montaba la estructura de popa. A pulso subimos el mástil a la estructura de proa y arrastramos para llevar el palo al proa y salvar el arco de popa y apoyarlo en la estructura de popa. Luego arrastrar el palo a popa para que no sobresaliera tanto por proa. Hecho! Con cinta americana fui encintando toda la jarcia. El invento fue genial, mucho mejor de las cruces que se comentan en los libros y en Internet para sujetar el mástil! De este modo, el mástil no queda en medio, y si voy a ir sola, tendré que ir corriendo de proa a popa como es habitual para amarrar. No puedo tener el mástil de por medio. Sobre las 16:00 ya estaba todo terminado. Se acercó Gilbert, y me dijo que si seguía interesada en ir a comprar que me acercaba. Yo ya pensaba que se habría ido él! El pobre me había estado esperando! Así que en un momento me cambié y fuimos al Carrefour. A la vuelta guardé toda la compra, y me puse a arreglar un poco la cubierta. Se pasó Guiome para ver cómo había quedado el trabajo. Subió y le invité a un refresco. Le dije que estaba muy contenta, que me parecía un trabajo muy bueno. El hombre se alegró. Enseguida le llamaron para otro trabajo y se fue, no sin antes decirme que podía quedarme hasta el regreso de Alemania el día 7. Perfecto! Ahora a disfrutar del queso y vino francés que me he comprado. Si hay algo barato en Francia es el queso y el vino. Ducha y a la cama. Mañana intentaré localizar los materiales que me hacen falta para conectar de nuevo la VHF y el piloto automático, que me harán falta para el viaje por los canales. Y veré de nuevo a Pierre y Any! Hasta mañana!


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