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Durante la mañana, el "Elisabeth" nos pasó. |
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Vista del Rhône y Condrieu, visto desde Les Roches de Condrieu |
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Vista del puerto de Les Roches de Condrieu desde Condrieu |
21.09.11. Nos levantamos sobre las 7. No había mucha necesidad de madrugar dado que no habría luz para intentar bucear. Desayunamos y nos arreglamos. Cuando salió el sol, intenté ver la hélice, pero al igual que el día anterior, el agua estaba demasiado turbia como para poder ver nada. Así que opté por amarrar fuerte al Tortuga al pantalán e intentar ver si el motor respondía bien. Y no había ningún problema aparente, así que decidimos salir. Sobre las 9:30 estábamos largando amarras. Nuestra velocidad, al igual que el día anterior, era de unos 2.5 nudos. Llegamos a la esclusa, y Joelle llamó por la emisora al esclusier. Nos dijeron que debíamos de esperar unos 15 minutos, pero enseguida pudimos entrar. Todo fue genial. Ya le habíamos pillado el punto a esto de las esclusas, y charlábamos tranquilamente de nuestras cosas durante el ascenso. Tras salir de la esclusa, Joelle se puso a guisar el pollo que había comprado… y la bombona justo se acabó… No había más gas. Tendríamos que parar tempranito hoy para cambiar la bombona y también para comprar las cartas para el Saône, el próximo río que debíamos de navegar. Miramos bien la carta y la mejor opción parecía Les Roches de Condrieu, que tenía un puerto grande, en una ciudad bastante grande también. Además la marina anunciaba que tenía una tienda naval. Tal vez ellos tendrían las cartas. Navengando a una velocidad de 3.5 nudos, llegamos sobre las 17.00 a Les Roches. Para no perder la costumbre, no pudimos encontrar a nadie por la emisora. Pero para nuestra sorpresa, vimos a Elisabeth amarrado a uno de los pantalanes! Nos hacían señas para que atracáramos en el hueco que había a su popa. Gracias de nuevo! Dejé a Joelle en el barco mientras yo iba a formalizar los papeles en la capitanería. Al volver, vi que estaba charlando muy alegremente con nuestro nuevo vecino de barco. Al parecer el hombre se ofrecía a acercarnos al centro comercial para cambiar la bombona! Qué amable! Sólo tardé lo que me costó cambiarme de pantalones y ponerme unas deportivas, y fuimos a cambiar la bombona. En exactamente 15 minutos estábamos de vuelta en el barco con una bombona llena. En el futuro buscaré una segunda bombona para que estas cosas no pasen… Pero bueno, no era el momento… Luego me acerqué a la tienda náutica, para ver si tenían las cartas del Saône, pero no hubo suerte. A la vuelta al barco, me encontré con los holandeses y estuvimos hablando un rato. Me preguntaban que a dónde iba, y yo les dije que volvía de buscar las cartas. Ellos me dijeron que no eran fáciles de encontrar, y que debía de pedirlas por Internet. Me dijo que él se acababa de comprar la nueva versión, y que si quería, me regalaba la copia más antigua. No la quería para nada, pero dijo que era perfectamente válida para navegar. Pues muchas gracias! Les dije de pasar a tomar una cervecita frequita y aceptaron con mucho gusto. Eran una pareja muy amable y simpática. Llevaban navegando más de 15 años por los canales, y ahora venían del Canal du Midi. Nos dijeron que iban hacia Macon, como nosotros. Nos dijeron que iban a hacer noche en Lyon… ¡Como nosotras! Al parecer conocían un buen punto de amarre en el PK3 del Saône, así que quedamos en vernos allí. No tardaron en irse a cenar y nosotras nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Justo detrás de la marina, el río se había embalsado, y habían instalado “remontes” (como los que hay en las pistas de ski de montaña), sólo que aquí era para el ski acuático. Qué buen invento! Dimos una buena vuelta y volvimos a cenar y ducharnos. Mañana abandonaríamos el Rhône y comenzaríamos nuestra aventura por el Saône.
- Distancia recorrida: 20 nm
- Tiempo aproximado: 7.5 h
- Número de esclusas: 1
- Distancia total recorrida: 1198 nm
- Tripulación: Joelle
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