viernes, 30 de septiembre de 2011

Día 70: Gergy (PK160) - Saint Jean de Losne (PK214)

Amanecer en Gergy.
Pronto nos volvió a cazar la niebla...
Pero la niebla se levantó y dio paso a un día veraniego.
En la esclusa de Ecuelles.
Llegando a Seurre.
Entrando en la marina H2O.
26.09.11. Nos levantamos sobre las 7 y volvimos a encontrar una niebla muy densa, como los días anteriores, que no nos permitió salir hasta las 8.00. Pero sobre el PK 163, la niebla nos volvió a cazar, y de nuevo tuvimos que optar por la opción de lanzar señales acústicas y advertir por la emisora. Llegamos a nuestra penúltima esclusa, nos encontramos una pèniche enorme que venía hacia nosotros, pero enseguida nos vio. El piloto de esta pèniche nos hizo señas de que no encontraríamos más embarcaciones más adelante, por lo que nos quedamos más tranquilas, sobre todo sabiendo que esta parte del Saône era bastante estrecha. Llegamos a la esclusa de Ecuelles, y nos dijeron que salían dos embarcaciones grandes dirección sur. Ya nos habíamos encontrado con estos cargueros varias veces, subiendo y bajando el río. Parecía que ya nos conocían, y nos saludaron con bastante estusiasmo! Tuvimos que esperar para cruzar la esclusa unos 10 minutos, y sin ninguna dificultad pudimos quedarnos "al pairo" hasta que la luz verde nos dio permiso para acceder. Esta esclusa supone el límite entre dos "departamentos" o "provincias" francesas. Estábamos pasando al departamento de Cote d'Or. De nuevo, como veníamos encontrando días atrás, esta zona presentaba grandes extensiones de campos cultivados con maíz y otras donde pastaban vacas y toros. Sobre las 13.00 llegamos a Seurre, donde estaba nuestra última esclusa del Saône. Esta esclusa de Seurre daba acceso al canal/desviación del mismo nombre. En lugar de continuar por el cauce natural del Saône (que tiene muchos meandros), se puede continuar por esta desviación, que acorta el viaje unos 20 km. Tuvimos que esperar unos 10 minutos y accedimos junto con una motora. En apenas media hora estabamos saliendo en dirección a Saint-Jean-de-Losne. La desviación tiene una longitud de unos 9 kilómetros y es completamente artificial. También es bastante estrecha, por lo que teníamos que tener cuidado con los cruceros y pèniches que nos encontrábamos. En cualquier caso había mucha profundidad incluso cerca del muro, por lo que nos podíamos apartar del camino de las embarcaciones más grandes sin miedo a encallar. Y finalmente, sobre las 14:00 llegamos a H2O, el puerto donde Joelle desembarcaría. No respondían a la emisora, por lo que me obligaron a llamarles por teléfono. Les recordé que tenía un amarre reservado para unos días, y me dijeron que accediéramos por "el puente de piedra" que accede al canal de Borgogne, y en lugar de pasar la esclusa, tomáramos el ramal de estribor. Nos habían dado el atraque A21. Cualquiera sabía donde estaba eso! Asumimos que habría un marinero indicándonos. Además, nos dijeron que calábamos demasiado para el puerto! (entonces por qué aceptaron mi reserva?). Dijeron que sólo había 1,70m de profundidad debajo del puente (Tortuga cala 1,77), pero que pensaban que no tendríamos problema. Debíamos de darle fuerte al motor, ya que el fondo era barro y pasaríamos. ¿¿¿¡¡¡CÓMO!!!?? A mi esto me pareció de locos, pero bueno... No seguí en absoluto su consejo, y fui despacito despacito atenta a la sonda. Noté como Tortuga tocaba fondo, pero sólo suavemente, así que seguí adelante y finalmente pudimos pasar el puente y entrar en la marina. Y ahora, dónde se supone que estaba el atraque A21? No había marinero alguno a la vista. Vimos a un hombre sobre una embarcación y le preguntamos... y muy amablemente nos indicó qué atraque era. Amarramos y tras hacer todos los papeleos nos dedicamos a recoger. Mañana Joelle cogería un tren de vuelta a Montpellier. A modo de despedida salimos a cenar al pueblo. Sólo había dos bares. Uno de ellos cerraba a las 9, así que cenamos en el otro. Muy agradable, junto al río. Los dueños muy amables y pasamos una tarde/noche estupenda. Voy a echar de menos a Joelle. Ha sido una "compañera de aventuras" FANTÁSTICA!


    • Distancia recorrida: 25 nm
    • Tiempo aproximado: 6 h
    • Número de esclusas: 2
    • Distancia total recorrida: 1330 nm
    • Tripulación: Joelle


                                                                                                                         

Día 69: Tournus (PK112) - Gergy (PK160)

Dos grandes cruceros atracados con nosotros en Tournus.
Y por fin salió el sol en Tournus...
El crucero cabía justito en la esclusa.
25.09.11. Al igual que los días anteriores, nos levantamos temprano, pero de nuevo volvimos a encontrar una densa niebla. Había que esperar. Encontramos que durante la noche habían antracado con nosotros importantes cruceros, de los que veíamos continuamente subiendo y bajando el río. Por fin sobre las 9 decidimos salir, pero unos pocos kilómetros más adelante volvimos a encontrar una niebla impracticable. Apenas veíamos las orillas. Nos quedamos "al pairo" unos minutos, pero al final decidimos continuar, siempre procurando estar en el centro. Nos pasaron los dos cruceros que estaban atracados con nosotros en Tournus y otra embarcación más pequeña. Dábamos señales acústicas para avisar a las embarcaciones más pequeñas, y por la emisora lanzábamos mensajes informando a las embarcaciones más grandes de nuestra posición y nuestra vibilidad reducida. Y por fin llegamos a la esclusa deOrmes. Casi no la veíamos con la niebla. Había pasado ya el primer crucero y nosotros pasamos la esclusa con el segundo crucero y la otra embarcación. Era impresionante, porque el crucero pasaba tan justo que apenas cabía una defensa entre los muros y el crucero. En apenas 20 minutos salimos de la esclusa y continuamos camino. Sobre las 13:30 estábamos pasando por el centro de un precioso pueblo llamado Chalon sur Saône. Esta ciudad tiene mucha historia. Decía la guía que aquí Julio César estableció la base para la distribución de recursos al resto del territorio, y durante la Edad Media fue una ciudad muy frecuentada por mercaderes de toda Europa. Y tenía una marina de lo más bonita, que se accedía pasando por debajo de un puente de piedra! Llegamos sobre las 15:35 al pantalán de Gergy, que cobraban 3,5 euros por pasar la noche. Parecía razonable! Yo me dediqué a sellar una de las ventanas (por las que vi que entraba agua) mientras Joelle fue a dar una vuelta por el pueblo. Luego cenita y  a disfrutar de las vistas del Saône con un buen vino local!

Una preciosa casa en Chalon sur Saône.

    • Distancia recorrida: 25 nm
    • Tiempo aproximado: 6.5 h
    • Número de esclusas: 1
    • Distancia total recorrida: 1305 nm
    • Tripulación: Joelle


El Saône, llegando a Gergy
Atracados en Gergy
                                                                                                                         

Día 68: Montmerle (PK51) - Tournus (PK112).

El Saône está salpicado de pequeñas islas
Encontramos continuamente grandes caserones y granjas.
El "quai public" de Tournus... Estaba lleno y tuvimos que abarloarnos.
La "fromagerie-cremerie". ¡De cuento!
24.09.11. Cuando nos despertamos encontramos una niebla de lo más espesa. Teníamos que hacer tiempo. No era posible, ni seguro ni legal navegar en estas condiciones. así que le dediqué un poco de tiempo a mimar el motor. Sobre las 8:40 empezó a clarear el día, y los rayos de sol empezaron a quemar la bruma lo suficiente como para poder navegar. Fui a tirar la basura y cuando volví, Joelle estaba hablando con un pescador. Es cierto que lo primero de lo que hablan los franceses es del tiempo! El hombre también comentaba que Montmerle tiene unos 2,800 habitantes, que nos aseguraba que encontraríamos unos días muy agradables hasta llegar a nuestro destino, Saint-Jean-de-Losne. Después de despedirnos del simpático pescador, largamos amarras sobre las 8:50. Encontramos muchos pescadores, algunos en pequeñas barcas, otros con vadeadores, y otros que habían venido en coche y pescaban desde las orillas en sillas de camping. El día pasó con mucha tranquilidad. No había nada de corriente, así que hacíamos una velocidad de unos 4 nudos. Sobre las 10:00 llegamos a la esclusa. La luz estaba roja y verde así que no nos molestamos en amarrar. En cuanto el esclusier nos vió desde su oficina, nos dijo por la emisora que se disponía a abrirnos. Pasamos sin problema alguno. Cada vez lo hacíamos mejor... Pronto subimos los 2.90 metros de desnivel y salimos para retomar nuestro camino. Sobre las 15:00 ya estábamos en el PK97 y sobre las 17:00 llegamos a Tournus, donde haríamos noche. Un precioso pueblo medieval! En el centro del pueblo había una preciosa abadía. Encontramos un cartel que nos sugería recorrer una "ruta turística" por la ciudad, que nos llevaba por una de las principales calles peatonales, por el ayuntamiento y hasta la abadía. En esta calle peatonal encontramos una boutique de quesos (una "fromagerie-cremerie". ¡Parecía de cuento, decorada con objetos suizos como zuecos y cencerros de vacas! Nos atendieron de manera genial, y nos dedicaron tanto tiempo que la gente que esperaba empezaba a ponernos caras... Les comentamos qué tipo de quesos buscábamos, y nos aconsejaron 3 de ellos, que nos envolvieron como si fueran joyas. Yo, actuando a la perfección en mi papel de "turista tonta" saqué mil fotos... La gente se reía, pero yo me fui feliz con mis quesos y mis fotos... Fue una tarde genial paseando por la ciudad... ¡A ver qué nos espera mañana!


    • Distancia recorrida: 32 nm
    • Tiempo aproximado: 8 h
    • Número de esclusas: 1
    • Distancia total recorrida: 1280 nm
    • Tripulación: Joelle


                                                                                                                         

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Día 67: Lyon (PK3) - Montmerle (PK51)

Iglesia de San Jorge, vista según salíamos de Lyon.
Dejamos atrás Lyon...
Vista de la Isla de Barbe desde el sur.
23.09.11. Sobre las 7:45 volvimos a poner rumbo N por el Saône. Éramos testigos de la actividad  diaria de la ciudad. Pero éramos completamente ajenos a ella, al menos por una semana más. Pronto dejamos atrás Lyon. El Saône no tenía tanta corriente como el Rhône, y hacíamos una velocidad de 4 nudos. Sobre las 10:15 estábamos llegando a nuestra primera esclusa (Couzon). Estas esclusas del Saône eran más simples que las del Rhône, y no tenían bolardos flotantes, sino dos o tres crucetas. Joelle decidió subir por la escalera con los cabos, y amarramos en la superficie. Vino el esclusier y nos dijo que así estaba bien, pero que era mejor amarrar en las crucetas. Así que a la próxima vez lo intentaríamos en las crucetas. Cuando se estaban cerrando las puertas, volvimos a oir al Elisabeth llamar a la esclusa, y tal como pasó ayer, el esclusier decidió esperarles. Las puertas se volvieron a abrir y ellos a los pocos minutos entraron con nosotros. Vimos cómo amarraban. Tiraron un cabo de su través a la primera cruceta, y otro a la segunda. Así también lo podríamos hacer nosotros... aunque tendríamos que echar 4 cabos en nuestro caso... sería como amarrar a dos bolardos a la vez. Así lo intentaríamos la próxima vez. En cualquier caso, todo fue genial y sin mayor complicación.  Sobre las 15:30, llegamos al Halte Fluvial de Montmerle, donde dicidimos hacer noche. Tuvimos la oportunidad de ver un poco la ciudad y disfrutar de una preciosa tarde... ¿Dónde nos llevará el Saône mañana?


    • Distancia recorrida: 24 nm
    • Tiempo aproximado: 8 h
    • Número de esclusas: 1
    • Distancia total recorrida: 1248 nm
    • Tripulación: Joelle


Vista de la Isla del Barbe (desde el N)
Tortuga atracado en el muelle de Montmerle.
Vista del Saòne desde Montmerle.
                                                                                                                         

Día 66: Les Roches de Condrieu (PK42 del Rhône) - Lyon (PK 3 del Saône)

Encontramos una bruma que le daba un toque místico al Rhône.
Entrando a la penúltima esclusa del Rhône: Vaugris.
22.09.11. Nos levantamos sobre las 6:30. Desayunamos y yo revisé, como habitualmente, el motor. Todo bien. Fuimos a asearnos y a las 7:30 estábamos largando amarras. Apenas había corriente y nada de viento, así que estábamos haciendo una velocidad de 3.6 nudos con el motor a 2100 rpm. Aún no había salido el sol, pero el día estaba claro. Una fina bruma flotaba sobre la superficie del agua dándole un aire místico al Rhône, que en esta zona tenía unas riberas bien frondosas. Llegamos a nuestra primera esclusa del día sobre las 9:00. Era la esclusa de Vaugris. Según nos aproximamos, vimos la luz verde del semáforo, así que entramos directamente. Entramos y amarramos sin ninguna complicación. ¡Hacíamos un buen equipo!
Iglesia cerca de Givors.
Cuando estaban cerrando la puerta de la esclusa, escuchamos a "Elisabeth" llamando al esclusier, quien decidió esperarles y volvió a abrir las puertas. Atracaron a nuestra popa. ¡Buenos días, Elisabeth! Sobre las 9:30 estábamos saliendo de la esclusa. Hasta más tarde Elisabeth! Habíamos quedado en vernos en Lyon. Haríamos noche en el km 3 del Saône, en pleno centro de Lyon, donde Elisabeth sabía que se podía atracar sin problemas. Nuestra velocidad seguía oscilando entre 3.2 y 3.6 nudos. Había una suave brisa e hizo un sol estupendo, aunque el frío nos obligaba a llevar una chaqueta. En el PK23, nos encontramos en la orilla occidental del Rhône una pèniche gasolinera! De lo más divertido... y bonita también! Ya nos habíamos encontrado hasta el momento una pèniche discoteca, pèniche restaurante, pèniche hotel... y ahora... pèniche gasolinera!
Pasando por Vienne.
Una pèniche gasolinera...
Atracados en Lyon.
Continuamos sin mayor problema. Nos pasaron varias pèniche y un par de cruceros de pasajeros. Y finalmente, sobre las 14:40, llegamos a nuestra última esclusa del Rhône: la esclusa de Pierre-Benite. Cuando llegamos a la esclusa, el semáforo estaba en rojo. Tuvimos que esperar unos 15 minutos antes de poder entrar. Entramos y amarramos casi a la perfección ya! El esclusier se asomó por la ventana de la oficina y nos gritó algo, pero no entendimos, así que le llamamos por la radio preguntándole por la radio si quería algo en particular, pero no volvió a responder. Mientras ibamos subiendo, ibamos leyendo la historia de la esclusa en la guía. Es bastante nueva! Fue construida en 1966, y ha permitido ganar unas 500ha de terreno al río, donde se han construido muchas empresas e industrias, que al parecer han impulsado económicamente a Lyon hasta hacerla la 3ª ciudad más importante de Francia!Recorrimos con toda tranquilidad los 4 km que nos separaban de la unión entre el Rhône y el Saône. Llegamos sobre las 16:00. Nos adentramos en el centro de Lyon, y como hablamos, sobre el km 3 del Saône entramos al "Elisabeth" atracado en el muelle oriental. Había un sitio libre entre Elisabeth y una pèniche. Los holandeses no estaban, así que los de la de pèniche nos ayudaron a atracar. Cerramos el barco y fuimos a ver la ciudad. Vimos la Catedral de San Jorge y subimos hasta la zona de ruinas romanas desde la que tuvimos unas vistas geniales de la ciudad. Lyon es una ciudad realmente bonita, y especialmente llamativa al tener tanto el Rhône como el Saône cruzándola. Aprovechamos para hacer un poco de compra. Había muchas tiendas de guiñoles! Al parecer los guiñoles son originarios de Lyon! Mañana continuaríamos navegando el Saône...


    • Distancia recorrida: 24 nm
    • Tiempo aproximado: 8 h
    • Número de esclusas: 2
    • Distancia total recorrida: 1222 nm
    • Tripulación: Joelle


Tienda/museo de Guiñoles.
Vista de Lyon
                                                                                                                         
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    

Día 65: St-Vallier (PK75) – Les Roches de Condrieu (PK41)

Durante la mañana, el "Elisabeth" nos pasó.

Vista del Rhône y Condrieu, visto desde Les Roches de Condrieu

Vista del puerto de Les Roches de Condrieu desde Condrieu
21.09.11. Nos levantamos sobre las 7. No había mucha necesidad de  madrugar dado que no habría luz para intentar bucear. Desayunamos y nos arreglamos. Cuando salió el sol, intenté ver la hélice, pero al igual que el día anterior, el agua estaba demasiado turbia como para poder ver nada. Así que opté por amarrar fuerte al Tortuga al pantalán e intentar ver si el motor respondía bien. Y no había ningún problema aparente, así que decidimos salir. Sobre las 9:30 estábamos largando amarras. Nuestra velocidad, al igual que el día anterior, era de unos 2.5 nudos. Llegamos a la esclusa, y Joelle llamó por la emisora al esclusier. Nos dijeron que debíamos de esperar unos 15 minutos, pero enseguida pudimos entrar. Todo fue genial. Ya le habíamos pillado el punto a esto de las esclusas, y charlábamos tranquilamente de nuestras cosas durante el ascenso. Tras salir de la esclusa, Joelle se puso a guisar el pollo que había comprado… y la bombona justo se acabó… No había más gas. Tendríamos que parar tempranito hoy para cambiar la bombona y también para comprar las cartas para el Saône, el próximo río que debíamos de navegar. Miramos bien la carta y la mejor opción parecía Les Roches de Condrieu, que tenía un puerto grande, en una ciudad bastante grande también. Además la marina anunciaba que tenía una tienda naval. Tal vez ellos tendrían las cartas. Navengando a una velocidad de 3.5 nudos, llegamos sobre las 17.00 a Les Roches. Para no perder la costumbre, no pudimos encontrar a nadie por la emisora. Pero para nuestra sorpresa, vimos a Elisabeth amarrado a uno de los pantalanes! Nos hacían señas para que atracáramos en el hueco que había a su popa. Gracias de nuevo! Dejé a Joelle en el barco mientras yo iba a formalizar los papeles en la capitanería. Al volver, vi que estaba charlando muy alegremente con nuestro nuevo vecino de barco. Al parecer el hombre se ofrecía a acercarnos al centro comercial para cambiar la bombona! Qué amable! Sólo tardé lo que me costó cambiarme de pantalones y ponerme unas deportivas, y fuimos a cambiar la bombona. En exactamente 15 minutos estábamos de vuelta en el barco con una bombona llena. En el futuro buscaré una segunda bombona para que estas cosas no pasen… Pero bueno, no era el momento… Luego me acerqué a la tienda náutica, para ver si tenían las cartas del Saône, pero no hubo suerte. A la vuelta al barco, me encontré con los holandeses y estuvimos hablando un rato. Me preguntaban que a dónde iba, y yo les dije que volvía de buscar las cartas. Ellos me dijeron que no eran fáciles de encontrar, y que debía de pedirlas por Internet. Me dijo que él se acababa de comprar la nueva versión, y que si quería, me regalaba la copia más antigua. No la quería para nada, pero dijo que era perfectamente válida para navegar. Pues muchas gracias! Les dije de pasar a tomar una cervecita frequita y aceptaron con mucho gusto. Eran una pareja muy amable y simpática. Llevaban navegando más de 15 años por los canales, y ahora venían del Canal du Midi. Nos dijeron que iban hacia Macon, como nosotros. Nos dijeron que iban a hacer noche en Lyon… ¡Como nosotras! Al parecer conocían un buen punto de amarre en el PK3 del Saône, así que quedamos en vernos allí. No tardaron en irse a cenar y nosotras nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Justo detrás de la marina, el río se había embalsado, y habían instalado “remontes” (como los que hay en las pistas de ski de montaña), sólo que aquí era para el ski acuático. Qué buen invento! Dimos una buena vuelta y volvimos a cenar y ducharnos. Mañana abandonaríamos el Rhône y comenzaríamos nuestra aventura por el Saône.

    • Distancia recorrida: 20 nm
    • Tiempo aproximado: 7.5 h
    • Número de esclusas: 1
    • Distancia total recorrida: 1198 nm
    • Tripulación: Joelle

Día 64: Valence (PK 112) – St Vallier (PK 75)

Entraba con nosotros una pèniche en la esclusa de Bourg-les-Valence.


La pèniche parecía que no iba a entrar... ¡por poco!
Pasando por Saint Vallier
Atracados a popa del barco holandés "Elisabeth".
20.09.11. Como acordamos la noche anterior, nos levantamos sobre las 6:00. Nos hicimos un buen desayuno, nos aseamos y recogimos todo para salir. Arranqué el motor para revisar que la correa estuviera bien instalada y llevé a Joelle a la cubierta para explicarle todas las maniobras y demás. Pero no había mucho que explicar. Ella tenía mucha experiencia de navegación. E incluso había cruzado el Atlántico! Sobre las 7:50 estábamos largando amarras. Berkeley, tal y como nos prometió la noche anterior, se levantó para ayudarnos en la maniobra. Volvimos de nuevo al Rhône, dirección norte. Había bastante viento de N y una corriente fuerte. Nuestra velocidad era de 2 nudos. A 6 km río arriba teníamos nuestra primera esclusa: Bourg-les-Valence, con un desnivel de 15 metros, casi nada después de Bollène! Nos tocó esperar unos 20 minutos, por lo que atracamos en el muelle de espera. Cuando la luz se puso verde, entramos en la esclusa. Ella era muy tranquila y preparaba todo con mucho tiempo de adelanto, para evitar posibles problemas, y a mi esto también me daba mucha tranquilidad. Pasamos la esclusa sin problemas y seguimos camino hacia Lyon. El viento bajó un poco, y nuestra velocidad pasó a ser de 2.5-3 nudos. A media mañana nos hicimos un tentempié y Joelle cogió la caña por el resto de la mañana. Yo hice la comida más tarde y sobre las 14:30 llegamos a la esclusa de Garvais. Llamamos por el canal 20 al esclusier pero no hubo respuesta. A medida que nos acercamos la luz se puso verde, así que entramos directamente. Amarramos hacia la mitad de la esclusa, y de repente, se oyó un mensaje por la megafonía diciendo, primero en francés y luego en inglés, que nos moviéramos hacia el final de la esclusa. ¿Vendría otro barco? Y en el horizonte apareció una pèniche. Parecía que no iba a entrar, pero si el esclusier no decía nada, entonces debía de entrar bien. Entró sin problemas, y salimos de la esclusa en apenas media hora. Al cruzar la esclusa encontramos más corriente, así que nuestra velocidad seguía siendo de 2.5 nudos con máximos de 3.  Continuamos así durante unas horas más. Hacia las 16:30, decidimos que no íbamos a llegar a la siguiente esclusa (se nos haría de noche antes de llegar), así que dormiríamos en el club nautic Loisirs (PK73). Íbamos tranquilamente cuando de repente, ¡ZAS! Habíamos encallado! Sin previo aviso, y dentro del canal, había un banco de arena. Y ahí estábamos. Le daba al motor atrás pero no había manera. Finalmente fue el viento que soplaba el que nos sacó. La proa tan lanzada del Tortuga hacía a modo de vela, y nos abatía hasta sacarnos. Pero el motor respondía sólo a medias. Llegaba sólo a 2000 rpm y apenas tenía control sobre la embarcación. Habríamos perdido la hélice? No era posible. Había tocado de frente con la quilla. Habríamos perdido el timón? Tampoco, me asomé y vi la pala. Pero vi también muchas algas… probablemente tendríamos la hélice llena de algas… Una vez estuvimos libres de la arena, probé a darle un poco avante y atrás al motor, y finalmente parecía que el motor reaccionaba. En cualquier caso llamamos al club náutico Loisirs. Nos respondió una mujer y nos dijo que no nos veía… pero debíamos estar casi encima! No había forma de encontrar este sitio, así que decidimos dar media vuelta y atracar en un pantalán cercano donde habíamos visto un trawler atracado. Con la corriente apenas tardamos 2 minutos en llegar. Habían atracado justo en el centro del pantalán por lo que no había forma de amarrar sin abarloarnos. Le dimos un par de señales acústicas por si estaban a bordo, pero nada. Así que despacito, y maniobrando siempre pensando que el motor podía no reaccionar, nos abarloamos a esta motora verde. No tuvimos problemas. El motor respondió bien, pero había que revisar todo y ver qué había pasado. Enseguida llegaron los dueños del barco, y a mano avanzaron su barco y nosotros nos pusimos a su popa. Eran una pareja muy amable, holandeses. El barco se llamaba Elisabeth. Estuvimos hablando con ellos largo y tendido. Al parecer ellos también estuvieron en Valence y nos vieron allí amarrados. Revisé que todo estuviera bien. ¿Por qué no pasó el motor de 2000 rpm? Luego reaccionó, pero queríamos saber qué había pasado… ¿Podría ser el filtro del agua exterior que estaba lleno de algas? No explicaba que no revolucionara el motor… si hubiera estado sucio en todo caso se hubiera calentado el motor. En cualquier caso lo miré. LIMPIO. Un problema del motor? Lo arranqué, lo embragué y le di a tope. Funcionaba normalmente. No era un problema del motor. La única opción era que fuera algo en la hélice. Había que bajar a mirar. Pero no tenía gafas de buceo. Así que decidí coger la bicicleta e ir a buscar el famoso club náutico Loisirs a ver si alguien me podía prestar unas gafas un rato. Me recorrí unos 4 km río arriba, y no había signos de esta náutica. Dónde estaría? Desde luego no estaba donde indicaba la carta. Al regreso, ya dándome por vencida, vi un centro de natación! Allí entré y les expliqué mi situación, y sin mayor problema me prestaron unas gafas de natación. Para cuando llegué al barco, había oscurecido un poco. Me metí en el agua y ésta estaba tan turbia que era imposible ver ni mis pies. Así que decidí dar el tema por zanjado al menos hasta el día siguiente. Mientras yo trabajaba revisando el barco, Joelle  estaba preparando unas sardinas en vinagre y preparaba un aderezo típico peruano para acompañarlas. En la TV estaban echando Troya, y estuvimos viéndola mientras cenamos. Mañana veríamos si seguíamos teniendo algún problema, pero dado que el motor respondió a la perfección en la maniobra de atraque, todo apuntaba a que fuera cual fuera el problema (probablemente muchísimas algas en la hélice) estaba solucionado.
    • Distancia recorrida: 24 nm
    • Tiempo aproximado: 8 h
    • Número de esclusas: 2
    • Distancia total recorrida: 1178 nm
    • Tripulación: Joelle

Día 63: Valence

Joelle y yo, compañeras de aventura para los próximos días.

Puerto de Valence
19.09.11. Por la mañana fuimos a buscar la famosa correa de mi motor. Bob se ofreció a llevarnos en su coche. Él llevaba alrededor de un año viviendo en este puerto y se conocía todas las tiendas… así que fuimos con él. Según salíamos del aparcamiento del puerto, su coche empezó a hacer un ruido muy extraño, y asustados, paramos en el arcén. Cuando Bob quiso volver a arrancar, el motor no respondía. Abrimos el capó y vimos unas fibras por todo el motor. Se había roto la correa de distribución del motor! (justo la misma que yo andaba buscando para mi barco…) (parece que el destino quisiera darme una lección de lo que puede pasar si no cambias a tiempo la correa). Pero Bob dijo que apenas 1 semana antes de habían cambiado todas las correas. Así que empujamos el coche hasta un campito cercano y allí lo dejamos hasta que Bob pudiera hablar con la gente que le hizo el trabajo de las correas. Seguíamos buscando formas de encontrar mi correa, y Bob, de nuevo muy amablemente, fue a pedirle prestado el coche a Berkeley. De nuevo, la misma operación. Arrancamos y salimos del aparcamiento del puerto. Pero poco después de pasar el coche averiado de Bob, el coche de Berkeley empezó a lanzar una alarma de “nivel bajo de refrigerante” y decía continuamente “STOP!”. Asustados, volvimos a parar. Pero tenía líquido refrigerante… no mucho, pero tenía más que suficiente. Estos coches tan modernos son a veces un poco “sobrados de listos”. Así que continuamos, y la alarma no volvió a aparecer. Tuvimos que ir a unas 5 tiendas y finalmente dimos con la correa para mi motor, al menos trapezoidal, muy ligeramente más corta que la original, pero podría valer. Quise comprar dos o tres, pero sólo tenía 1! Bueno, valdría… Volvimos al barco y la monté. Luego comimos los 3 y tocaba llevar a Antoine a la estación de trenes. De nuevo Bob y Berkeley se ofrecieron para llevarnos. Dejamos a Antoine y Fanette en la estación de trenes y salieron sobre las 3 hacia Montpellier. A la vuelta, y en agradecimiento, le dije querían cenar con nosotras, pero Berkeley dijo que prefería él invitarnos a nosotras a una buena cena. Luego me contó que es un renombrado chef! No podíamos decir que no ante tal invitación. Joelle y yo pensábamos navegar esa tarde un poco, pero no podíamos rechazar una invitación tan interesante… Así que durante la tarde nos relajamos un poco y yo aproveché para terminar de recoger un poco y limpiar de todos los días atrás de navegación. Durante toda la tarde olía GENIAL por el barco de Berkeley. Debía de estar trabajando mucho esa tarde preparando la cena! Ya estábamos intrigadas pensando qué estaría cocinando. Esa noche fue de lo más agradable. Antes de cenar tomamos un aperitivo y luego Berkeley sacó su plato principal: lingüini con carne en salsa de vino. BUENÍSIMO! Habíamos comido tanto durante el aperitivo que apenas nos podíamos acabar el plato, pero estaba tan bueno, que todos acabamos repitiendo y comiendo un poco más. Y de postre, había hecho un postre típico francés: “prunes” al coñac. Exquisito! Charlamos de muy diversos temas esa noche, pero de verdad que fue una noche de lo más interesante. Intercambiamos los correos para no perder el contacto y Joelle y yo nos recogimos, dado que al día siguiente queríamos salir tempranito para hacer un buen día de navegación. Espero que nos volvamos a ver, Bob & Berkeley! Y Gracias por todo!

Día 62: Esclusa de Chateneuf (PK 167) – Valence (PK112)

Hoy el día estuvo nublado, y nos tocó ponernos la ropa de agua.


Ataviada con la ropa de agua y de frío.
18.09.11. Nos levantamos sobre las 6:00 y largamos amarras sobre las 7:30. Apenas había amanecido. El día se presentó muy frío. Estaba chispeando y hacía un mistral bastante fuerte que ralentizaba nuestra marcha. De nuevo buscamos el abrigo de las riberas para evitar la corriente del Rhône. El día continuó sin grandes contratiempos, sólo pasando mucho frío. En un punto, el viento era tan fuerte que formaba olas, pero pronto amainó.
Llegamos a la esclusa de Logis Neuf. El “esclusier” no dijo que debíamos esperar unos 25 minutos, así que atracamos en el pantalán de espera. Nos tomamos un merecido te caliente mientras esperábamos. Enseguida vimos que se encendía la luz verde y se abría la puerta, así que entramos. Estábamos solos en la esclusa. Amarramos como hacíamos habitualmente, con dos amarras: 1 de proa y otra de popa al bolardo, que intentábamos mantener siempre en el centro del barco para equilibrarlo durante el ascenso. Sobre las 10:45 estábamos fuera. Dejamos atrás Montelimar y tras un tiempo navengado bajo una intensa lluvia, llegamos a la esclusa de Beaucharel. Unos 2 km antes de esta esclusa, avisamos a la oficina correspondiente para que nos tuvieran en cuenta. El esclusier no dijo que si nos dábamos prisa nos esperaba. Al parecer acababa de entrar una pèniche y una barca a motor, y si no tardábamos mucho, podríamos cruzar con ellos. Les dijimos que OK, pero yo tenía claro que Tortuga no iba a llegar más rápido a pesar de acelerar el motor (había unos 2.5 nudos de corriente en contra), así que seguimos a nuestro ritmo. Al rato llegamos y vimos que la luz seguía en verde. Nos habían esperado como dijo el esclusier! Muy amable por su parte! Sin embargo, debíamos de atracar de babor, pero me daba miedo porque teníamos todas las antenas por esa banda, y como nos descuidáramos, podríamos golpearlas contra los muros de la esclusa. Estuve a punto de decirle al esclusier que nos esperábamos al siguiente movimiento, pero ya que nos había esperado me daba apuro. Había que seguir adelante. Amarramos como de costumbre si ningún problema. Pero en esta ocasión, yo me quedé en la plataforma de popa con el bichero alejando al Tortuga de la pared para evitar romper las antenas. Ascendimos muy rápidamente, y en poco tiempo ya habían salido la pèniche y la barca. Nos tocaba a nosotros salir. No se bien qué pasó que Antoine se puso nervioso. Lo único que me gritó es que había perdido una defensa y flotaba hacia popa. Nosotros ya estábamos marcha avante, pero no se muy bien cómo tuve los reflejos de parar el motor, darle suavemente atrás, poner el piloto automático, coger el bichero y darle unas vueltas al cabo de la defensa y volver a la caña para evitar que golpearan las antenas en el muro al dar marcha atrás. Tan rápido fue todo que pensé que no había cogido la defensa, pero cuando recogí el bichero ahí estaba la defensa! Es una de estas maniobras que sólo te pueden salir bien una vez en la vida… No me lo creía y no pude evitar reirme en voz alta. Estábamos solo a unos pocos kilómetros de Valence. Entramos en el puerto sin mayor complicación, eso sí, prestando mucha atención a la señalización de entrada porque había muchos bajos junto a la bocana. Vimos a alguien en el pantalán haciéndonos señas, y asumí que era el marinero. Nos indicó un punto de amarre y allí nos ayudó a amarrar. Más tarde me dijo que no era el marinero del puerto, que esa marina no tenía marinero alguno. Se llamaba Bob, era británico y vivía en un barco un par de atraques más hacia tierra que se llamaba Inspraytion. Lo había construido él mismo! Le dije que se pasara a tomar el aperitivo con nosotros si quería, por toda la ayuda en el atraque. Y dijo que sí. También conocimos a nuestro nuevo vecino de barco, amigo de Bob, Berkeley, y también británico. Fue a capitanería a arreglar los papeleos y recogí un poco el barco. Mi nueva tripulante, Joelle, no tardaría en llegar y quería tener todo más o menos recogido. Cuando hube terminado, me fui a dar una ducha, y apenas terminé y salía hacia el barco, me llamó Joelle diciendo que acababa de entrar en el puerto… Y allí estaba! Una mujer encantadora, me comentaba que tenía muchas ganas de navegar... La instalamos y guardamos todas sus cosas. Hoy tendríamos que ser tres en el barco. A Antoine no le había dado tiempo a buscar un tren para volver a su casa. Pero bueno, sería sólo para esta noche. Y a la hora del “aperitif” se acercaron Bob y Berkeley. Pero el acceso a mi barco era un poco complicado para Berkeley dado que sufría de una enfermedad, así que acabamos todos en el barco de Berkeley bebiendo vino y hablando un poco de nuestras vidas para conocernos. Fue una tarde de los más interesante y enriquecedora. La tarde fue tan agradable que acabamos “el aperitif” a las 22:30! Y es que el hambre llamaba. Volvimos al barco a cenar algo rápido y a la cama…
    • Distancia recorrida: 26 nm
    • Tiempo aproximado: 10h
    • Número de esclusas: 2
    • Distancia total recorrida: 1154 nm
    • Tripulación: Antoine

lunes, 26 de septiembre de 2011

Día 61: Esclusa de Bollène (PK187) – Esclusa de Chateneauf (PK163).

Vista del interior de la esclusa de Bollène.

17.09.11. Nos levantamos sobre las 7:30. Desayunamos y revisé el motor. Antoine insistió en que debíamos de cambiar la correa antes de partir. Yo no la veía mal, y sólo tenía 300 horas (de las 800 recomendadas). Me dijo que iba a romperse en cualquier momento, y se tomaba a mal que no le creyera. Así que saqué la correa de repuesto. Pero era más grande! Me debieron de dar la incorrecta cuando fui a comprarlas antes de salir de Sevilla! Así que llamé a la oficina de la esclusa para preguntar si había algún sitio cercano para comprar una correa que valiera. Me dijo que me quedaría más cerca si cruzaba antes la esclusa. Así que así hicimos. Nos dijo el hombre que esperábamos a un mercante de nombre “Polaris” para entrar en la esclusa a la vez. ¡Horror! Justo lo que quería evitar… Pero no me atreví a ponerle pegas al controlador. Esto es lo que había. Entramos en la esclusa una vez entró el famoso “Polaris” y detrás de otro barquito deportivo que venía detrás. Esta esclusa daba realmente miedo. Entrábamos en un cajón de más de 30 metros de altura y sólo 7 metros de ancho. No había casi luz, parecía que fuera casi de noche. En cuanto entramos por las puertas, todos los aparatos me empezaron a pitar diciendo que había perdido algún tipo de señal (e.j. satélites para el GPS). La barquita atracó a estribor de la esclusa. Nosotros teníamos todo preparado para estribor, así que rápidamente tuvimos que cambiar la maniobra para atracar de babor, y todo en 1 minuto que es lo que teníamos hasta el bolardo. Hicimos como habitualmente: dos amarras al bolardo, una de proa y otra de popa. Pero teníamos el mástil y todas las antenas que sobresalían por babor! Así que Antoine se quedó con el bichero vigilando la proa y yo en la plataforma de popa asegurándome que no tocaran las antenas contra el muro. Esta actividad me mantuvo ocupada, y así no le presté atención al ascenso. La sensación de claustrofobia de otro modo era agobiante. Pero todo fue genial. Subimos los 23 metros de desnivel y volvimos a ver el sol de la mañana. Cuando todo hubo terminado, salió Polaris y salió la otra barca. En último lugar salimos nosotros, despacio, hacia el pantalán de espera de la cara norte de la esclusa. Aquí volvimos a atracar y con la bicicleta recorrí los 3 km que nos separaban de la tienda que supuestamente vendían las correas. Allí encontré 3 tiendas de coches, y todas ellas me dijeron que no tenían ese tipo de correa (ya que la que lleva mi motor no es plana como la de los coches sino trapezoidal como la de los motores industriales). Además, todos ellos me dijeron que la correa estaba usada pero que no estaba tan tan mal como decía Antoine. Bueno, así que podría continuar con la correa hasta que encontrara una nueva. La cambiaría en cualquier caso por seguridad… tampoco son tan caras… La volví a montar y continuamos camino. Al final del canal de Mondragón encontramos unas grandes compuertas. Estaban abiertas, pero decía la guía que estaban ahí para prevenir inundaciones en los pueblos cercanos cuando se producían las crecidas del río. Al salir del canal y volver a adentrarnos en el Rhône, llegamos al desfiladero de Donzère. Una verdadera maravilla. La guía decía que en esta zona se han encontrado importantes yacimientos prehistóricos. Un antiguo puente colgante unía ambas orillas. A los pies del desfiladero discurría las vías del tren. Pronto pasamos por Viviers. Era una ciudad tan bonita que decimos atracar allí para pasar la noche. Vi un barco bastante grande atracado en el interior, así que pensé que habría calado. Además, junto a los pantalanes, había un cartel que indicaba que había 2 metros de calado en la zona. Nos aproximamos al pantalán y la sonda llegó a marcar 1.80 (calando Tortuga 1,77). Así que muy despacio di marcha atrás y salimos. Nos perderíamos el atardecer en este pueblo tan bonito. Pero bueno… haríamos noche en el pantalán de la esclusa de Chateneuf, que estaba sólo a 2 km al norte de Viviers.
Puertas "anti-inundación" en el extremo N del canal de Mondragón.

    • Distancia recorrida: 11 nm
    • Tiempo aproximado: -
    • Número de esclusas: 1
    • Altura ascendida: 23 m (sobre el nivel del mar)
    • Distancia total recorrida: 1128 nm
    • Tripulación: Antoine
Desfiladero de Donzère.

Día 60: Avignon (PK242) – Esclusa de Bollène (PK187)

Entrando en la esclusa de Avignon

Vista de Saint-Etienne-des-Sortes
Amarrados para la noche frente a la temida esclusa de Bollène.
16.09.11. Me desperté sobre las 7 y le di un buen baño al Tortuguita antes de salir. Sobre las 8:45 arranqué el motor y salimos para retomar nuestra ruta. Debíamos de descender el ramal que habíamos tomado para entrar en Avignon para luego remontar de nuevo el Rhône. En este pequeño tramo, la velocidad nuestra era de 2 nudos, a pesar de llevar el motor a ralentí! Contra esta corriente estábamos continuamente luchando en nuestro ascenso a Lyon, y en muchas zonas calculo que la corriente era muy superior. A unos 4 km de Avignon estaba nuestra siguiente esclusa, la Esclusa de Avignon (con 9,50 m de desnivel). Tenía unos 10 metros de desnivel y la entrada de agua fue considerablemente más fuerte que en las anteriores. Se ve que el controlador tendría prisa por marcharse! Entramos con otro velero más, con el que nos cruzamos la tarde anterior, un velero alemán de aluminio. Seguimos navegando y sobre las 13:00 llegamos a la esclusa de Cadeurosse (10 metros de desnivel). Esta esclusa también la cruzamos con el mismo velero. Ya decía la guía que el personal de las esclusas guarda información de la velocidad de las embarcaciones y sus rutas, para planear cuándo abrir las esclusas e intentar no abrir para una única embarcación de recreo. En este caso, los de la torre de control llenaron la esclusa muy lentamente, y fue muy fácil. Cuando se puso la luz verde de salida, ya eran las 13:45. El velero alemán volvió a perderse en el horizonte. Hoy no hizo nada de viento, y hacía un calor tremendo. El cielo tenía unas pocas nubes muy dispersas y aplanadas, lo que aquí llaman un cielo “lechoso”. Estuvimos a punto de parar en Saint Etienne des Sortes. La guía decía que había un muelle de fácil acceso con una frutería y una venta de vino local. Pero queríamos hacer noche en la esclusa de Bolléne. Estábamos a 15 km así que hicimos un esfuerzo más. Sobre las 16:00 accedimos al Canal de Mondragon, que es considerablemente más estrecho que el cauce del Rhône. Pero el Rhône en esta zona tiene muchos meandros y tiene muchos bancos de arena. De ahí que crearan este ramal artificial que es lo que llaman el Canal de Mondragon. Es este canal la corriente es considerablemente más fuerte y nuestra velocidad se ralentizó (2.5 nudos). Ganamos sin embargo casi un nudo pegándonos todo lo posible a tierra. Llegamos a la esclusa de Bollène y había una pèniche esperando en el muelle. Apenas atracamos, ella fue hacia la esclusa. La luz roja y verde indicaba que pronto abriría. Antoine y yo teníamos claro que no queríamos entrar en una esclusa tan grande (Bollène tiene más de 23 metros de desnivel) con una pèniche tan monstruosa. Se ve que el controlador pensó lo mismo, y apenas entró la pèniche en la esclusa nos encendió la luz roja. Sin ganas de afrontar un “ascensor” de 23 metros de altura después de todo el día navegando, le pregunté al controlador si podíamos hacer noche en el pantalán de espera. Dijo que no había problema, así que así hicimos. Me daba muchísima claustrofobia pensar en esta esclusa, y emocionalmente no tenía capacidad de afrontarla. Nos relajamos con un vinito y un “pastise”. Mañana sería mejor.

    • Distancia recorrida: 27 nm
    • Tiempo aproximado: 9 h
    • Número de esclusas: 2
    • Altura ascendida: 19,50 m (sobre el nivel del mar)
    • Distancia total recorrida: 1087 nm
    • Tripulación: Antoine