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Entrando en la esclusa de Avignon |
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Vista de Saint-Etienne-des-Sortes |
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Amarrados para la noche frente a la temida esclusa de Bollène. |
16.09.11. Me desperté sobre las 7 y le di un buen baño al Tortuguita antes de salir. Sobre las 8:45 arranqué el motor y salimos para retomar nuestra ruta. Debíamos de descender el ramal que habíamos tomado para entrar en Avignon para luego remontar de nuevo el Rhône. En este pequeño tramo, la velocidad nuestra era de 2 nudos, a pesar de llevar el motor a ralentí! Contra esta corriente estábamos continuamente luchando en nuestro ascenso a Lyon, y en muchas zonas calculo que la corriente era muy superior. A unos 4 km de Avignon estaba nuestra siguiente esclusa, la Esclusa de Avignon (con 9,50 m de desnivel). Tenía unos 10 metros de desnivel y la entrada de agua fue considerablemente más fuerte que en las anteriores. Se ve que el controlador tendría prisa por marcharse! Entramos con otro velero más, con el que nos cruzamos la tarde anterior, un velero alemán de aluminio. Seguimos navegando y sobre las 13:00 llegamos a la esclusa de Cadeurosse (10 metros de desnivel). Esta esclusa también la cruzamos con el mismo velero. Ya decía la guía que el personal de las esclusas guarda información de la velocidad de las embarcaciones y sus rutas, para planear cuándo abrir las esclusas e intentar no abrir para una única embarcación de recreo. En este caso, los de la torre de control llenaron la esclusa muy lentamente, y fue muy fácil. Cuando se puso la luz verde de salida, ya eran las 13:45. El velero alemán volvió a perderse en el horizonte. Hoy no hizo nada de viento, y hacía un calor tremendo. El cielo tenía unas pocas nubes muy dispersas y aplanadas, lo que aquí llaman un cielo “lechoso”. Estuvimos a punto de parar en Saint Etienne des Sortes. La guía decía que había un muelle de fácil acceso con una frutería y una venta de vino local. Pero queríamos hacer noche en la esclusa de Bolléne. Estábamos a 15 km así que hicimos un esfuerzo más. Sobre las 16:00 accedimos al Canal de Mondragon, que es considerablemente más estrecho que el cauce del Rhône. Pero el Rhône en esta zona tiene muchos meandros y tiene muchos bancos de arena. De ahí que crearan este ramal artificial que es lo que llaman el Canal de Mondragon. Es este canal la corriente es considerablemente más fuerte y nuestra velocidad se ralentizó (2.5 nudos). Ganamos sin embargo casi un nudo pegándonos todo lo posible a tierra. Llegamos a la esclusa de Bollène y había una pèniche esperando en el muelle. Apenas atracamos, ella fue hacia la esclusa. La luz roja y verde indicaba que pronto abriría. Antoine y yo teníamos claro que no queríamos entrar en una esclusa tan grande (Bollène tiene más de 23 metros de desnivel) con una pèniche tan monstruosa. Se ve que el controlador pensó lo mismo, y apenas entró la pèniche en la esclusa nos encendió la luz roja. Sin ganas de afrontar un “ascensor” de 23 metros de altura después de todo el día navegando, le pregunté al controlador si podíamos hacer noche en el pantalán de espera. Dijo que no había problema, así que así hicimos. Me daba muchísima claustrofobia pensar en esta esclusa, y emocionalmente no tenía capacidad de afrontarla. Nos relajamos con un vinito y un “pastise”. Mañana sería mejor.
- Distancia recorrida: 27 nm
- Tiempo aproximado: 9 h
- Número de esclusas: 2
- Altura ascendida: 19,50 m (sobre el nivel del mar)
- Distancia total recorrida: 1087 nm
- Tripulación: Antoine
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