viernes, 15 de agosto de 2014

Veurne (Bélgica) – Watten (Francia)


15.08.14.


De camino a Francia

Sobre las 7am despertamos para encontrar un día lluvioso. Los rayos caían sin parar acompañados de los truenos. Decidimos partir de cualquier manera, esperando que el tiempo fuera más apacible en Francia. Sobre las 9.15, y sin encontrar aún a nadie en la capitanería, decidimos partir. Llegamos a Dunkerque hacia las 11 am, y nos encontramos con nuestra primera esclusa “automática”, al esclusa de Furnes. Según las instrucciones, debíamos encontrar una cadena, que tirándola accionaba el mecanismo de la esclusa. Buscamos y buscamos y no había rastro de la cadena, así que llamamos por radio al esclusier. Éste nos accionó el sistema, y sólo cuando entrábamos en la esclusa vimos dónde estaba la cadena (a 5 cm de la compuerta de la esclusa, en el lateral derecho de la puerta). ¡Peligrosa maniobra llegar ahí a tirarla! Una vez dentro, nos amarramos junto al mando a distancia que continuaba el proceso de la esclusa. Una vez amarrados, accionamos los botones para cruzar y en unos pocos minutos estábamos ya en la ciudad de Dunkerke. El paso de una segunda esclusa sobre las 13h nos abrió paso al canal de Bourbourg, que nos adentró en territorio Francés. En este canal encontramos muchísimos pescadores buscando carpas, y las líneas estaban bien adentradas en el centro de canal. Tarde aprendimos esto, y nos llevamos por delante los sedales de varios pescadores (que si bien miraban pasivamente cómo nos acercábamos y cómo nos alejábamos con sus líneas). Mucho ojo tuvimos que tener en este canal con los pescadores.

Cruzamos la frontera!
Sobre las 17h llegamos a la esclusa de Watten, donde pasaríamos la noche. Tras cruzar la esclusa, nos pusimos a buscar el “Halte fluvial” marcado en la carta, pero un hombre nos comentó que el puerto llevaba varios años abandonado y que el acceso sería imposible por la falta de dragado. Nuestro gozo en un pozo. Buscamos varios puntos de amarre, sin encontrar uno a nuestro gusto (las peniches pasaban muy cerca lo que hacía de muchos de estos puntos inseguros para el amarre). Por ello decidimos regresar en dirección a la esclusa y abarloarnos a una Peniche que había amarrada en una vereda. Justo los dueños entraban en la embarcación, y muy amable
El mecanismo para activar la esclusa automática de Furnes (a pocos cm de la compuerta!)


mente nos comentaron que no había problema en que pasaramos la noche abarloados a ellos. Resultó ser una pareja de lo más agradable. Vendían su Peniche de 40 metros después de vivir en ella durante 20 años. Una enfermedad aquejaba al hombre, y le impedía realizar las tareas más básicas de mantenimiento del barco y por ello decidían vender. Miah estaba contenta de poder saltar a tierra (aunque fuera a través de la Peniche), pero para su sorpresa, otro gato (enorme por cierto) habitaba en la Peniche. Algo debió de haberle dicho este gato a Miah, porque no puso un pie sobre la Peniche. Se resignó a pasar parte de la noche en cubierta y el resto durmiendo con nosotros. Esperamos que tenga más suerte mañana por la noche y pueda tener sus habituales aventuras nocturnas!
Llegada a Dunkerque
El gato de la peniche no le dejaba a Miah bajar a tierra. Sorry Miah!

  • Distancia recorrida: 30nm 
  •  Distancia total: 1866nm 
  •  Tiempo aproximado: 8.5h 
  •  Número de esclusas: 3 
  •  Número total de esclusas: 5



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