viernes, 22 de agosto de 2014

Pont-Saint-Maxence a Pontoise



22.08.14. Amaneció un día gris, pero tras abrigarnos bien salimos hacia las 8.45am. Hacia las 10 pasamos nuestra primera esclusa del día, la de la ciudad de Creil. Las esclusas en esta zona son bien fáciles. La altura no sobrepasa nunca los 1.7 metros y el vaciado/llenado se hace muy suavemente. Las esclusas son casi todas dobles (ambas con la misma anchura pero una más larga que la otra). En el centro, se encuentra una isla artificial donde se encuentra la garita del esclusier y muy habitualmente una toma de agua (buena ocasión para repostar los tanques de agua potable, sobre todo para aquellos que, como nosotros, tenemos demasiado calado como para entrar en los pequeños puertos). Otro dato interesante es que en la cara superior (norte) de las esclusas, hay siempre un gran prado verde con un pontón de espera (zona muy agradable para hacer noche, sobre todo con animalitos, que pueden salir con toda tranquilidad sin miedo a la presencia de coches). En la cara inferior (sur) de las esclusas, normalmente hay muelle de espera, pero este es muy alto (para ir a tierra hay que ascender por una escalera) y el muro no es liso, sino que tiene rugosidades lo suficientemente grandes como para hacer inservibles las defensas habituales).
Pasando por Creil


De camino a Île Adam
Hacia las 15h llegamos a la esclusa de Îlle Adam. El esclusier rápidamente nos dio la bienvenida, con una voz de lo más agradable y que irradiaba una gran energía positiva. El pueblo, situado justo detrás de la esclusa, parecía de lo más acogedor. Un pequeño muelle nos invitaba a quedarnos, pero nos parecía muy temprano para parar. Decidimos continuar hasta Pontoise. Nuestra idea era dormir en el muelle de espera de la cara superior de su esclusa. Cuando nos aproximamos a la Îlle de Ponthuis (justo a las puertas de la ciudad de Pontoise), vimos un cartel que indicaba que habían cambiado la dirección de la circulación. En lugar de pasar la isla por su cara oriental (como indicaba la carta), debíamos pasarla por la cara occidental. Encontramos también un cartel que indicaba que había un “Halte nautique” (que no aparecía en nuestras cartas) en el km 14.8 (justo en el centro de la ciudad). Efectivamente encontramos un pantalán de lo más agradable. Quedaba un sitio libre, que nos adjudicamos rápidamente. Nuestro vecino de barco (una pareja de franceses con una Peniche holandesa) nos echó una mano con los cabos. Nos comentó que para hacer el registro, debíamos ir a la oficina de turismo de Pontoise, que se encontraba a apenas 100 metros, al final del pantalán. La estancia, el acceso al agua y a la electricidad eran gratuitos. Sin embargo, para acceder a las duchas y los lavabos, la tasa era de 14 euros. Decidimos pagarla igualmente, ya que moríamos por una buena y larga ducha caliente (el tiempo nos seguía poniendo difícil el uso de la ducha solar). El centro de Pontoise resulta igualmente interesante, siendo especialmente llamativa la catedral de Notro Dame de Pontoise, que domina la ciudad desde una posición elevada. Detrás de la catedral, un precioso parque, cuya visita nocturna es para no perdérselo. Mañana termina nuestra andadura por L’Oise y nos adentramos en el Sena.
Vista de la catedral de Nôtre Dame de Pontoise

Vista nocturna de la catedral de Pontoise
  • Distancia recorrida: 30nm 
  • Distancia total recorrida: 2031nm 
  • Tiempo aproximado: 7h 
  • N esclusas: 3 
  • N total de esclusas: 40

0 comentarios:

Publicar un comentario