miércoles, 10 de agosto de 2011

Día 20: Cartagena-Cabo de Palos


Deborah, mi mami, de tripulante hasta Alicante!
 6-8-09. Por la mañana me dediqué un poco al barco, pero enseguida se hizo hora de recoger a mi mami en la estación de trenes. Ella venía desde Madrid para navegar hasta Alicante. Volvimos caminando hasta el puerto, y nos tomamos unas cañas en el Club Náutico antes de salir. Sobre las 16:45 nos dirigimos al puerto de al lado para repostar y sobre las 17:10 ya estábamos saliendo por la bocana. El viento era del SW y de unos 20-22 nudos. Cuando salimos de la Bahía el viento amainó hasta los 11-13 nudos. Probablemente lo que encontramos anteriormente fue un “efecto túnel” provocado por la disposición del puerto. Fuimos cómodamente hasta Palos a una velocidad media de 5.5 nudos. Se estaba haciendo de noche y el mar y el viento habían arreciado considerablemente. Llamamos en numerosas ocasiones al Puerto de Cabo de Palos, pero no encontramos respuesta alguna. Decidimos entrar en cualquier caso. No había ni un espacio libre, ni en los muelles de espera ni en los de transeúntes. Dimos vueltas por el puerto buscando donde atracar durante al menos 20 minutos. Maniobrar durante tanto tiempo, en un espacio tan reducido, con un barco tan grande y con tanto viento se hacía una tarea compleja, pero seguíamos sin ver ningún marinero que nos indicara nada… Finalmente, una parejita muy amable nos ayudó a abarloarnos junto a una motora que había atracada cerca de la bocana. Tras asegurarnos que todos los cabos estaban bien y que no estábamos perjudicando de ninguna manera al barco al que nos abarloamos, recogimos todo y nos preparamos para cenar. El viento separaba la motora del pantalán y a nosotros de la motora, así que no teníamos problemas. Justo cuando nos estábamos sentando a la mesa, se acercó otra pareja diciendo, en no muy buenas formas, que eran los dueños del barco y que no aceptaban que estuviéramos allí, y que nos moviéramos enseguida. Sin más, se fueron, así que decidí ir a buscar al contramaestre del puerto para que nos dijera qué hacer. Nadie supo decirme nada, así que me fui a una comisaría de policía local cercana, y me dijeron dónde vivía el contramaestre. Encontré la casa y la mujer me dijo que donde estábamos era perfecto, y que NO nos moviéramos hasta que su marido nos dijera lo contrario. Volví al barco, cenamos, y tras ver que no había ni rastro del contramaestre, decidí volver a la casa. Las luces estaban encendidas, pero evidentemente no tenían ganas de abrir, porque nadie respondió, así que me volví al barco decida a quedarme donde estábamos tras las indicaciones de la mujer. Ya cuando estábamos en la cama, mi mami vio gente moverse por el barco al que estábamos abarloados. Me vestí rápidamente para decirles lo que me habían dicho en la casa del contramaestre, pero demasiado tarde: ya estaban largando nuestras amarras y dejándonos a la deriva!!! Increíble!! Primero libraron la proa, y el viento (que seguía siendo muy fuerte) hizo que Tortuga se atravesara en el canal, únicamente amarrado al otro barco por popa. Menos mal que tenía las llaves en el contacto y pude rápidamente arrancar el motor y evitar que nos chocáramos contra otros barcos. Luego nos libraron la popa mientras yo luchaba por el control de Tortuga. Me tiraron los cabos a la cabeza y cayeron junto al mando del motor, enredándose. Probablemente el primero que hubiéramos dañado hubiera sido el barco al que estábamos abarloados. Qué paradoja! El viento nos pegó contra el otro lado del muelle, donde intenté abarloarme a otra motora, pero enredamos el timón con el cabo de un muerto. La parejita que nos ayudó a abarloarnos, vio todo lo que pasó, así que embarcaron en el Tortuga y nos ayudaron a librar el cabo y atracar en otro lugar. Volvimos a la bocana del puerto. La idea de marcharnos se me pasaba ya por la cabeza. Las cosas que hay que aguantar!! Pero por suerte se había liberado espacio en el muelle de espera, junto a la bocana. No era una zona muy protegida del puerto, dado que el oleaje del exterior impactaba de lleno en esta zona. Pero al menos no “molestábamos” a nadie. Entre los 4 atracamos el Tortuga sin mayor problema. En agradecimiento les invitamos a una cerveza y pudimos conocernos un poco más. Se llaman David y Cristina, y viven a tiempo parcial en un velero en el Puerto de Cabo de Palos. Encantadores! Da gusto conocer a gente así, sobre todo después de encontrarte con gente como los anteriores… Espero sinceramente que nos encontremos de nuevo pronto! Gracias de nuevo, David & Cristina!!!

    • Distancia recorrida: 20 nm
    • Tiempo aproximado: 4horas
    • Distancia total recorrida: 460 nm
    • Tripulación: Mi mami!.

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