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Bajando al Tortuga del camión. |
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Metiendo al Tortuga de nuevo en el agua. |
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Entrando en el agua en el Fishereihaven de Bremerhaven. |
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Esperando en el Fishereihaven a que calmara la corriente. |
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Saliendo de la esclusa del Fishereihaven, dirección al río. |
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En la esclusa del nuevo puerto. Nuestra última esclusa del viaje. |
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Tortuguita en el Im-Jaich Marina de Bremerhaven. Final del viaje. |
4.10.11. Sobre las 7 bajamos a desayunar y sobre las 8 estábamos saliendo hacia el puerto pesquero. Apenas aparcamos, apareció Klaus con Tortuga. Qué alegría! Todo estaba bien, y el viaje había ido sin contratiempos. Fui a hablar con Inselman, quien nos bajaría al agua. Nos dijo que nos daba un poco de tiempo para prepararnos y que enseguida nos echaba al agua. Apenas me dio tiempo a preparar todo! Sólo el tiempo para echar las defensas y preparar los cabos. También limpié la entrada de agua del motor, que tenía mucho "caracolillo". En apenas 15 minutos estabamos en el agua. Le pedí tiempo para purgar el aire de la estopa y arranqué motor. Cuando vi que todo estaba bien, nos libró de las "bragas" y atracamos frente al local de Inselman. Arreglamos cuentas e hicimos tiempo hasta la tarde, cuando pasaríamos la esclusa y saldríamos al río sin peligro de corrientes. Nos dio tiempo a montar el arco, los paneles solares y dejar todo como estaba. Incluso nos dio tiempo a ir a comer al puerto pesquero. Nos tomamos unos mejillones con salsa de tomate y ajo que estaban de MUERTE! Y de vuelta al barco, sobre las 13:15, llamé a la esclusa del Fishereihaven. Aunque el contramaestre del Im-jaich nos dijo que habría sólo a las "en punto" en dirección de salida, el esclusier nos dijo que podíamos entrar con otro velero y un mercante llamado "Askania". Cuando llegamos vimos las luces verdes del semáforo y entramos directamente. Los del velero (llamado "Capuccino"), nos ofrecieron abarloarnos a ellos, lo cual nos facilitó enormemente la maniobra. ¡Muchas gracias! Eran muy simpáticos los 3 tripulantes. Uno de ellos nos dijo que había navegado muchos años los canales, y otros tantos años en un velero como Tortuga! Qué ilusión! Reconocieron a Tortuga enseguida! Con lo raro que parece... y aquí, es un barco bastante común... Mi Tortuga regresa a "sus aguas" de origen! Les comentamos que no llevábamos las cartas de la zona, y dado que ellos también iban a Im-Jaich, les seguimos. Apenas encontramos corriente en el Río Wesser, y entramos fácilmente en la segunda esclusa, la que accedía al puerto nuevo. Ellos atracaron al fondo, y nosotros justo detrás. Uno de los tripulantes del Capuccino que había bajado para amarrar, aprovechó y también nos cogió nuestras amarras. ¡Gracias de nuevo! En apenas 10 minutos, ascendidos los 2 metros de desnivel y accedimos al nuevo puerto. Atracamos cerquita del Capuccino, justo donde el contramaestre sugirió que amarráramos para evitar en lo máximo posible los fríos vientos del invierno alemán. De nuevo nos ayudaron en la maniobra. Y ya estábamos en nuestro puerto de invernada...
Aquí acababa el viaje, al menos hasta el año que viene... Por una parte tenía sensación de alegría por finalizar un viaje, un viaje increíble, maravillo, donde he visto unos paisajes para recordar toda la vida y he conocido a personas increíbles cuya amistad espero conservar siempre (Pedro & Azu, Gilbert, Jöelle, Bob & Berkeley...). Siento mucha satisfacción y estoy muy contenta de haber tenido la oportunidad de recorrer 1400 de las 1800 millas que separan Sevilla de Bremerhaven. Y por otra parte un poco de tristeza de que la navegación acabe por lo que queda de año. Ahora toca adaptarse al frío alemán, invernar el motor y preparar el barco para la nieve. No será fácil, pero una aventura al fin y al cabo ¿no?...